viernes, 10 de junio de 2016

Artes Visuales Costa Rica

ARTES VISUALES DE COSTA RICA
Costa rica nunca ah querido unirse con centro america, porque dicen que si se unen las tropas de otros países pueden ingresar a costa rica, ellos eliminaron el ejercito, la población es mucho menor a la de el salvador y su territorio es mucho mas grande, costa rica es el único lugar donde hay licenciatura en artes en cine etc.
A costa rica la dividio Critibal Colon en su cuarto viaje no tiene mucho arquitectura pero si encontramos mucho arte en el museo de oro el museo del jade y en museo de piedra y madera


Época Pre Colombina
·         Museo del oro
El Museo del Oro Precolombino «Álvaro Vargas Echeverría», llamado simplemente Museo del Oro Precolombino o Museo del Oro, es un museo histórico, arqueológico y cultural ubicado en San José, capital de Costa Rica. Se encuentra localizado en un edificio subterráneo bajo la Plaza de la Cultura, en Calle 5, Avenida Central y segunda, en pleno corazón josefino. Dicho edificio es la sede permanente de las colecciones pertenecientes al Banco Central de Costa Rica, y alberga, además, al Museo de Numismática Jaime Solera Bennett. En 2012, el sitio web de viajes Trip Advisor otorgó un certificado de excelencia al Museo del Oro Precolombino.

El Museo del Oro Precolombino posee una extraordinaria colección de objetos elaborados en oro, los cuales reflejan la cosmovisión, la estructura social y la orfebrería de los pueblos precolombinos que ocuparon el actual territorio costarricense. La exhibición muestra el uso y la función de las piezas, la tecnología, así como la relación con la naturaleza y la vida diaria de estos grupos humanos.

Los artesanos precolombinos residentes en la zona que actualmente es Costa Rica, trabajaron el oro nativo de procedencia aluvial, el cual se obtenía de las arenas de los ríos y las riberas de las costas, y se lavaba en bateas de madera. El arte del trabajo de los metales requería una habilidad particular, un aprendizaje largo y complicado, que realizaban especialistas a tiempo completo.

La colección del museo está constituida por 1600 piezas de oro precolombino que datan desde el año 500 hasta 1500 de nuestra era. Contiene también objetos precolombinos elaborados en cerámica y piedra, procedentes de distintas regiones geográficas del país: vasijas en formas diversas, objetos, estatuas y utensilios en piedra, utilizados en la vida cotidiana y ceremonial de los pueblos.







·         Museo del jade
El 30 de octubre de 1924, el Congreso Constitucional de la República de Costa Rica aprobó la Ley Nº12, la cual creó el monopolio de los seguros a favor del Estado, dándole el nombre de Banco Nacional de Seguros, y 24 años después, cambió su nombre por Instituto Nacional de Seguros (INS). En los años setenta el Instituto Nacional de Seguros, ante una situación de incansable huaquerismo y comercialización de objetos arqueológicos, tanto dentro como fuera del territorio nacional, adquirió artefactos provenientes de coleccionistas por compra y en pocos casos, por donación, apoyados en los siguientes decretos: El decreto Nº4809 de 1971 artículo 1º menciona: “Se autoriza a las Instituciones autónomas para adquirir a solicitud de la Junta Administrativa del Museo Nacional, piezas arqueológicas costarricenses para mantenerlas en custodia y exhibición en el Museo, con el fin de evitar que salgan del país...” Asimismo, el decreto Nº5176 de 1973 artículo 1º dice: “Facúltese al Gobierno Central, a las Instituciones autónomas, semiautónomas y a las municipalidades, para que de acuerdo con sus posibilidades económicas, en sus presupuestos anuales de inversiones consignen partidas para promover la literatura, las artes nacionales, monumentos nacionales, adquirir piezas arqueológicas...” La concepción del patrimonio cultural, la preocupación por consolidar la protección del patrimonio arqueológico costarricense y de contribuir al desarrollo de la arqueología nacional y la existencia de leyes con vacíos legales para su resguardo conducen a que se dicte la Ley de Patrimonio Nacional Nº 6703 en 1982, la cual en su artículo 8º manifiesta: “Se prohíbe el comercio y la exportación de objetos arqueológicos, por parte de particulares e instituciones privadas o estatales...” Para entonces, el INS había conformado su colección de objetos de la época precolombina con alrededor de 7000 piezas de diversos materiales como jade, cerámica, piedra, oro, concha, madera, resina, hueso y otros. El 31 de octubre de 1977, el INS inauguró el Museo bajo el nombre de “Colección Arqueológica del Instituto Nacional de Seguros”; posteriormente, en 1980 con el acuerdo XI de la Sesión 6556 de la Junta Directiva vigente, cambió el nombre por el de Museo del Jade. En 1980, la Junta Directiva del INS aprobó el reglamento que regula la administración y manejo del Museo del Jade, el cual plantea los siguientes objetivos:
Fomentar el estudio científico en el campo arqueológico.
Conservar parte del patrimonio arqueológico y artístico del país.
Estimular el desarrollo artístico en el campo de las artes plásticas.
Servir de órgano de proyección cultural del Instituto hacia la comunidad.
Ante la imposibilidad de reestructurar un contexto perdido por causa de los métodos de excavación no científicos, el Museo del Jade se ha dado a la tarea de impulsar proyectos de investigación, con el fin de conocer, en lo posible, el contexto de sus colecciones mediante la asociación de objetos excavados científicamente. Estas investigaciones han incursionado en campos tales como: el antropológico, el arqueológico, el geológico, el artístico y el etnomusical. El Museo del Jade, a través de sus treinta y ocho años de funcionamiento ha permitido que miles de visitantes nacionales y extranjeros visiten sus salas de exhibición, teniendo la oportunidad de admirar una de las colecciones institucionales más ricas de América. La variedad de su acervo, constituido por cuatro colecciones; arqueología, arte y etnografía; refleja uno de los objetivos del INS, de generar una contribución social, a través del registro, documentación y exhibición de exposiciones. Durante más de un cuarto de siglo, el patrimonio cultural que custodia el Museo ha servido de embajador costarricense, al formar parte de exposiciones internacionales mostradas en diferentes ciudades de América, Europa y Asia. La alta calidad de la colección de arte se ve reflejada por ejemplo, en la significativa cantidad de obras de los más renombrados artistas costarricenses, representantes de diversos períodos de la producción plástica nacional, las cuales en muchos momentos han sido cedidas en calidad de préstamo para exhibición e investigación. De igual manera el Museo del Jade a lo largo de estos años, ha facilitado sus salas de exposiciones, tanto para la divulgación del producto de artistas plásticos nacionales e internacionales como la muestra de exhibiciones relacionadas con temas muy diversos como historia, ciencias, tecnología y otros temas relacionados con el quehacer humano.







·         Museo nacional de piedra y madera costa rica
El Museo Nacional de Costa Rica se encuentra ubicado en la ciudad de San José. Fue creado el 4 de mayo de 1887 por medio del acuerdo Nº 60, durante la administración del presidente Bernardo Soto Alfaro. La actual localización del museo es el antiguo "Cuartel Bellavista". Este último pasó a manos del museo cuando el ejército se abolió como una institución permanente.
El museo ofrece actualmente varios servicios entre ellos, salas de exhibición, talleres, charlas, material informativo y visitas guiadas, entre otros.
El 4 de mayo de 1887, bajo la presidencia de Bernardo Soto Alfaro, se creó el Museo Nacional con el propósito de dotar al país de un establecimiento público para depositar, clasificar y estudiar los productos naturales y artísticos.

Desde sus primeros años, el museo se orientó hacia la investigación científica, educación, exhibición y defensa del patrimonio cultural y natural. Destacan en sus orígenes figuras como Anastasio Alfaro, Henri Pittier, Pablo Biolley, José Cástulo Zeledón, Adolfo Tonduz, María Fernández de Tinoco y José Fidel Tristán, entre otras.
En sus más de cien años de existencia, ha ocupado cuatro edificios distintos. Los tres primeros ya fueron demolidos.
·         De 1887 a 1896 se situó en el edificio de la Universidad de Santo Tomás.
·         De 1896 a 1903 estuvo en los jardines del Laberinto, en el Sur de San José.
·         De 1903 a 1949 ocupó el antiguo edificio del Liceo de Costa Rica, donde hoy está la Caja Costarricense del Seguro Social.
·         Desde 1950 hasta nuestros días, el Museo Nacional ha tenido su sede principal en las instalaciones del antiguo Cuartel Bellavista.
El terreno donde se ubica hoy el Museo Nacional estuvo dedicado, a mediados del Siglo XIX, a la siembra de café. Posteriormente acogió al naturalista alemán Alexander von Frantzius y luego, a partir de 1877, al reformador de la educación costarricense, Mauro Fernández.
Años después el Estado adquirió la propiedad y se dio inicio a la construcción del cuartel en 1917 y se aceleró a raíz del golpe de Estado propiciado por Federico Tinoco Granados ese año. En 1919, Tinoco fue derrocado, lo cual provocó la paralización de las construcciones en 1923. Los trabajos se reiniciaron y finalizaron durante la administración de don Cleto González Víquez (1928 – 1932).
El Cuartel Bellavista fue bodega de armas y se usó para impartir instrucción militar a reclutas, como manejo de armas, táctica y disciplina; también se les instruía en principios morales.
El 1º de diciembre de 1948 dejó de fungir como cuartel, cuando se decretó la abolición del ejército. Más tarde, cuando el Museo tomó posesión del lugar, en 1950, se acondicionaron los espacios para ser utilizados como salas de exhibición.




Historia Precolombina
Más de 800 objetos, como puntas de flecha, metates, vasijas, enterramientos, collares, y otros artefactos de decoración personal y ceremonial, en materiales como cerámica, piedra, oro, jade y hueso; le mostrarán la forma de vida de las culturas antiguas. En un recorrido cronológico, desde los 12 mil años a.C. hasta la llegada de los españoles, 1.500 años d.C., se relatan los cambios económicos, socio-políticos y religiosos que se dieron en las sociedades que habitaron el territorio nacional.
Oro Indígena
En esta sala se muestra la visión espiritual de los indígenas por el oro y las técnicas que utilizaron en la elaboración de las piezas. Se exhiben representaciones de animales, figuras de chamanes en miniatura y objetos de decoración personal y de distinción de rango.
Historia Patria
Presenta una síntesis del desarrollo de Costa Rica, desde la llegada de los españoles hasta la actualidad. Fotografías, dibujos y objetos históricos rememoran la época colonial, la independencia, el aporte social y económico del café, el banano y el ferrocarril, entre otros temas.
Casa Colonial
Recrea los espacios de un dormitorio y un comedor de una casa colonial. La estructura es original de una casa de la provincia de Guanacaste.
De Cuartel a Museo
En este espacio se encuentran las antiguas celdas del Cuartel, con los grafittis escritos por los mismos prisioneros durante los años 40. Se ubican también los baños y los servicios sanitarios utilizados por las tropas.
Casa de los Comandantes
Una exhibición en sí mismas, estas dos casas rescatan la belleza patrimonial arquitectónica de la ciudad de San José. Fueron construidas entre finales del siglo XIX y principios del XX. En el transcurso de estos años fueron ocupadas para diversos fines y su arquitectura original fue intervenida en múltiples ocasiones. Durante la época del Cuartel Bellavista fueron habitadas por el primer y segundo comandante. Se puede recorrer los diferentes ambientes internos que dan lugar a exposiciones temporales.
Salas de Exhibición Temporal
El Museo Nacional cuenta con tres salas para exhibiciones temporales, que dan lugar a proyectos de temas diversos como pintura, escultura, historia y biodiversidad, entre otros





Época colonial
·         Teatro nacional
El Centro de Gestión Documental e Investigación (CDGI) es uno de las procesos más relevantes del Teatro Nacional.

Desde los inicios del Teatro Nacional, a finales del siglo XIX, la normativa interna exigió contar con un archivo, tarea que se asignó al Administrador, la figura jerárquica más importante de la época y luego fue asignada a la Junta Directiva; sin embargo, no es hasta entrado el siglo XX cuando se organizan los archivos con mayor rigurosidad, a lo coadyuva la normativa decretada en las décadas de 1960 y 1970.  Empero, es hasta el año 2008 cuando empieza a gestar un sistema de archivo sujeto al cumplimiento de la Ley del Sistema Nacional de Archivos (N. 7202), el cual ha venido creciendo para consolidarse en los últimos años, adicionando un área de investigación histórica, en ésta última se diseñan y ejecutan investigaciones sobre el Teatro Nacional y tópicos afines, con el fin de atender requerimientos de unidades internas, prensa, academia, artistas y otros, tanto a nivel nacional como internacional.

Es así como contamos con documentación administrativa fruto del que hacer institucional. Tenemos un Archivo Histórico que alberga dos colecciones especiales: álbumes que contienen documentos sobre los eventos realizados en el Teatro Nacional desde sus inicios y que contabilizan tres siglos; así como material audiovisual, placas de vidrio (negativos de fotografía de finales del siglo XIX e inicios del XX) y otros, que ofrecen posibilidades casi infinitas de fuentes sobre diversos temas de interés relacionados con este Monumento, su quehacer, simbolismo y producción cultural.  









Época Republicana
·         Fadrique Gutierrez

Fadrique Gutiérrez Flores (Heredia, Costa Rica, 7 de septiembre de 1847-Esparza, Costa Rica, 5 de febrero de 1897) fue un escultor, pintor, arquitecto y militar costarricense. Personaje de tintes casi legendarios, se le considera el pionero de la escultura contemporánea costarricense. Su obra arquitectónica más conocida es El Fortín, icónico edificio de estilo colonial ubicado en la ciudad de Heredia.
Nació en la ciudad de Heredia, en una familia descendiente de italianos florentinos. Sus padres fueron Blas Gutiérrez y Mercedes Flores, personas de alta sociedad. Recibió una educación primeramente escolástica y luego liberal. En 1856, con 15 años de edad, obtuvo un diplomado en filosofía de la Universidad de Santo Tomás. Muestra, además, aptitudes para la física y la química. Dos años después, es ex-patriado por razones políticas, viajando a El Salvador y Guatemala, donde aprende las técnicas de la imaginería religiosa y estudia arquitectura y agrimensura.

En 1860 vuelve a Costa Rica, donde se dedica a esculpir imágenes religiosas, muchas de ellas en piedra, lo que lo convierte en el pionero de la escultura moderna de Costa Rica. También realiza varias obras civiles por encargo, iniciando un proceso de secularización de la escultura. En 1862, aprende pintura del maestro francés Aquiles Bigot, mientras que el escultor italiano Francesco Fortino le enseña la escultura al estilo renacentista. En 1863, esculpe Eva o Venus, el primer desnudo de la historia de la escultura costarricense. Se dedica a la profesión de imaginero y a pintar retratos hasta 1870, cuando el golpe de Estado perpetrado por su primo Tomás Guardia Gutiérrez contra el gobierno de Jesús Jiménez Zamora lo coloca de nuevo en la palestra política, distinguiéndose Gutiérrez en la toma del Cuartel de Artillería de San José.

Durante el gobierno de Guardia, se le asigna la Comandancia y Gobernación de Heredia y se le asciende al grado de general, pero en noviembre, se le nombra teniente gobernador de la isla del Coco (ubicada a 500 km del territorio nacional), con la intención de defender la soberanía costarricense sobre la isla contra las pretensiones de los Estados Unidos. Decepcionado, abandona la política y se dedica a la agricultura, lo que hace que el gobierno lo acuse de desertor y se vea forzado a huir por todo el país.

En 1872, ya librado de la persecución política, vuelve a dedicarse a la escultura, esculpiendo el busto de Próspero Fernández Oreamuno. En 1876, diseña y construye el Fortín de Heredia, y su casa, a la que llama "La Fortina", en la que establece una destilería clandestina. Para 1876, se dedica al dibujo de planos arquitectónicos, destacándose el del Instituto de Alajuela y los de varias casas de Heredia. Ese mismo año, es exiliado nuevamente por razones políticas.

Regresa a Costa Rica nueve años después, en 1885, año en el que se le despoja de su grado de coronel y es exiliado por tercera vez. Por siete años, hasta 1892, se dedica a trabajar en varias comandancias por toda Centroamérica, valiéndose de su experiencia como militar. En 1892 regresa a Costa Rica y enseña el arte de la imaginería a Miguel Ramos. Dos años después, instado por su amigos, participa como candidato a la presidencia por el Partido Agrícola. Tras ser derrotado en las elecciones primarias, se une a los partidos Unión Católica y Liberal para apoyar la candidatura del doctor Juan J. Flores. Un fraude, no obstante, coloca a Rafael Yglesias Castro como presidente de la república, mientras que los tres representantes del partido Liberal son encarcelados en El Fortín.

Nuevamente, Gutiérrez es expatriado y reside en El Salvador. En 1896 vuelve al país y se le niega la residencia en Alajuela y Heredia, siendo confinado por el presidente Yglesias a Esparza, en la provincia de Puntarenas, donde fallece en 1897 a la edad de 50 años.
La obra de Fadrique Gutiérrez ha sido dada a conocer gracias a una biografía suya escrita por Luis Dobles Segreda, bajo el nombre "Fadrique Gutiérrez: hidalgo extravagante de muchas andanzas". En la actualidad, se le considera un precursor de la escultura contemporánea nacional, pues fue el primero en utilizar la piedra como materia prima, esculpió el primer desnudo del arte escultórico costarricense y, aunque iniciado en el arte religioso, esculpió las primeras esculturas de temática laica. En su trabajo combinó técnicas tradicionales de la imaginería colonial con temas profanos y la piedra como material de trabajo, demostrando su proceso de evolución estilística y laicalización.

Su predilección por la escultura de desnudos y figuras de expresiones fuertes no fueron bien vistas por la sociedad de su tiempo, en el que predominó la escultura religiosa. Sus bustos de personajes y figuras decorativas también fueron vistos como rarezas. La mayoría de su obra se ha perdido o ha sido destruida, en parte porque en vida se le conoció más su faceta política y de imaginero que como artista y arquitecto. Sin embargo, su mayor obra de ingeniería, el Fortín de Heredia, persiste hasta nuestros días y hoy se le tiene por edificio icónico de dicha ciudad.

Entre sus obras conocidas que han llegado hasta la actualidad, figuran una talla de San Pedro ubicada en la fachada de la iglesia parroquial de Heredia; un San Juan de la Cruz y San Simón Stok, que le fueron encargados para la Iglesia del Carmen en Heredia y confeccionadas en los años 1861–1862; una Venus (el primer desnudo de la historia escultórica nacional), un busto de Próspero Fernández Oreamuno, y un Esculapio, conservadas en el Museo Nacional de Costa Rica; un Neptuno (talla directa en piedra, 1863), parte de una fuente, que pertenece a la Municipalidad de Heredia. Ejecutó en madera policromada, a la manera guatemalteca, más imágenes: "San Roque" (Iglesia de San Roque de Heredia), "San Isidro Labrador" (Iglesia de San Isidro de Heredia).

En lo arquitectónico, además del Fortín, fue el autor de la cúpula de la Catedral de Alajuela. La mayoría de su obra pictórica se ha perdido.

El Fortín, la obra más reconocida y perdurable de Fadrique Gutiérrez

Época Moderna

·         Enrique Echaudi
Enrique Echandi Montero (San José 17 de febrero de 1866 –, ibídem, 19 de febrero de 1959) fue un pintor costarricense, famoso ante todo por sus retratos oficiales de presidentes de su país y por la representación no canónica del heróe nacional Juan Santamaría en su cuadro La quema del Mesón.
Hijo de Laureano Echandi Morales (1837-1898) y Ana Nicolasa Montero Aguilar (1845-1904), Enrique creció con sus otros tres hermanos (José Dolores, Rosa y Alberto; él era el segundo) en una familia próspera. De niño, le gustaba el campo y solía dibujar las escenas que observaba en las fincas que tenía la familia. «Así entró en contacto con el paisaje rural, los animales y los personajes que habitaban zonas del campo como Orosi, Juan Viñas y El Monte de Heredia».1

Después de terminar la primaria, Echandi ingresó en el Instituto Nacional de Costa Rica (años 1870), donde fue alumno de Enrique Twight (1825-1884), que daba clases de acuarela y de quien hizo un retrato al carboncillo, y Enrique Etheridge (1862-1893), que enseñaba dibujo y pinutra al óleo y pastel.1

Enrique Echandi viajó en 1886 a Alemania, donde estudió primero en la Academia de Pintura y Dibujo de Leipzig y después en la Escuela de Bellas Artes del Instituto Real de Estudios de Múnich (1888-1891). En ese país se casó con Katarina Maukisch, una pianista germana, el 30 de noviembre de 1890 y al año siguiente regresó a Costa Rica. La pareja tuvo cuatro hijo (Raúl Armando, 1892, fallecido a los tres meses; Guido, 1892-1919; Flora, 1894-1970; y Moraima, 1900-1973).
El cuadro de Echandi que más ha dado que hablar es probablemente La quema del Mesón, en la que el héroe costarricense Juan Santamaría es representado «como un mulato de ensortijado cabello (lo que apunta a la ascendencia negra de Juan), descalzo, y dando fuego al alero del Mesón con una larga caña como tea (símbolo de la libertad) en una de sus crispadas manos; ya manando sangre, evidentemente impactado por muchas balas».2 El óleo, expuesto por vez primera en la exposición nacional de arte realizada en el Edificio Metálico de San José entre el 17 y el 31 de enero de 1897 fue recibido de uñas por la crítica de la época. Así, Juan Vicente Quirós, escribió en el matutino La República, del que era director y dueño, que el cuadro era «no solo reprochable desde el punto de vista artístico, sino también desde el punto de vista patriótico» y, como muchos otros del salón, debería «ser condenado sin misericordia a las llamas», además, lo calificó de «caricatura».2

El problema, como escribe Guillermo Brenes, es que esa obra «no es un retrato triunfalista y condescendiente; más bien el cuadro se puede ver como una suerte de “calvario laico”, una imagen atroz y sombría del sufrimiento y de la muerte. Un detalle importante es la indumentaria del personaje central, quien viste la ropa rústica y gastada del campesinado. Los gestos del cuerpo de Santamaría (cabeza y brazos, sobre todo), la posición (de rodillas) y del rostro (pálido, desencajado y con los ojos bien abiertos) plasman a un héroe caído, cuyo último suspiro se convierte quizá por azar en un llamado a los que prefieren la muerte al dolor de ver sucumbir a su patria».2

Posiblemente a causa de las airadas críticas provocadas por su representación del icono nacional, a Echandi no se le dio participación en la naciente Escuela Nacional de Bellas Artes ni en la decoración del Teatro Nacional, hitos de la vida artística costarricense ocurridos ambos en 1897. La quema del Mesón —que se encuentra actualmente en el Museo Histórico Cultural Juan Santamaría de Alajuela— fue presentado aquel mismo año por el pintor junto con otros seis cuadros a la Primera Exposición Centroamericana celebrada en Guatemala, pero resultó descalificado del concurso; sin embargo, Echandi ganó medalla de bronce por uno de sus retratos.

A ese galardón le siguieron muchos otros, tanto nacionales como internacionales, entre los que se pueden citar el premio Cruz de los Apóstoles en la Exposición Panamericana (1901) en Buffalo (Nueva York), por un retrato de Felipe Eduardo Lehnard (expuesto hoy en el Museo de Arte Costarricense), o la medalla de plata en la Exposición Nacional de 1917.

Pintó retratos tanto particulares como oficiales, entre los que cabe citar los de los presidentes de Costa Rica José Joaquín Rodríguez Zeledón, Ascensión Esquivel Ibarra, Cleto González Víquez y Alfredo González Flores.

Echandi se esforzaba por darse a conocer no solo tomando parte en certámenes, sino también exhibiendo sus obras en las vitrinas de las principales librerías y farmacias de San José. Solo tuvo dos importantes exposiciones en vida: una compartida con Tomás Povedano en 1950, organizada por el Museo Nacional de Costa Rica, y la retrospectiva de sus óleos y dibujos en la Casa del Artista, en marzo de 1956.

Echandi, que además de la pintura y el dibujo cultivó la música, se dedicó también a la enseñanza, siendo profesor en los liceos de Costa Rica y de Heredia, en los colegios Superior de Señoritas y en el de San Agustín, así como en la Escuela Normal.

"Aunque nunca trabaja en la Escuela Nacional de Bellas Artes, a partir de 1891 da clases particulares a jóvenes que desean conocer sobre arte o didicarse a la pintura". Además, en su casa organiza reuniones culturales (noches culturales), "donde los asistentes exponen sobre sus más recientes conocimientos e intercambian opiniones; la esposa de Echandi ejecuta piezas musicales clásicas para deleitar a los convidados. Esta labor es trascendental porque en un medio tan limitado en lo cultural como lo es Costa Rica en esa época, esas reuniones deben haber sido el alimento espiritual que tanto necesitaban los intelectuales; es también antecedente del Círculo de Amigos del Arte", subrayan en su libro sobre Teodorico Quirós Floria Barriobueno y María Enriqueta Guardia




·           Max Jimenez
Max Jiménez (San José, Costa Rica, 16 de abril de 1900 - Buenos Aires Argentina, 3 de mayo de 1947) fue un escritor, novelista, poeta, periodista, escultor y pintor costarricense.
Hijo de Roberto Jiménez y Ana Huete, comenzó su carrera artística en el campo de la pintura y escultura en 1921. En París, hizo varias exposiciones de dibujos a pluma y esculturas en 1924 obteniendo buenas críticas.
La pintura de Max Jiménez está bastante relacionada con sus trabajos de escultura, principalmente por la creación de volúmenes muy semejantes y por el uso de la deformación, consciente, en la mayoría de las figuras. Sus temas y figuras son principalmente tropicales y su estilo difícil de clasificar se puede considerar vanguardista.
En 1925 por dificultades económicas tuvo que regresar a Costa Rica, siguió dedicándose a la pintura, y también comenzó a escribir artículos periodísticos destacando Arte y proletariado en 1926. Ese mismo año contrae matrimonio con Clemencia Soto Uribe y se instalaron en San Isidro de Coronado. Al año siguiente aparecieron varios artículos suyos en Diario de Costa Rica y en Repertorio Americano. En 1928 publicó su primera novela Unos Fantoches, donde desarrollaba una trama con un triángulo amoroso que provocó un gran escándalo hasta el punto de ser retirado de las librerías. Viajó a Europa buscando editor para su primer libro de poemas Gleba, que finalmente publicó en París.
En 1929 viajó a España y conoció a varios escritores e intelectuales, entre ellos Ramón del Valle-Inclán y Concha Espina, que lo presentó en su salón literario de los viernes y desde entonces la presencia de España en su poesía resultará inevitable. En 1930 publicó en Madrid su segundo libro de poesía Sonaja.
Empezaron a interesarle las técnicas de grabado en madera y viaja a Estados Unidos a estudiarlas en la Liga de Estudiantes de Arte de Nueva York. En 1938 comenzó a perfeccionar su técnica del óleo y empezó a innovar con materiales fabricados por él mismo. En 1939 viajó a París donde expuso diez óleos con gran éxito de crítica.
En 1943 viajó a La Habana donde se relacionó con diversos artistas y siguió pintando sus temas tropicales y temas de negros cubanos. Expuso en esta capital 14 óleos.En 1945 regresó a Costa Rica donde hizo una exposición de 21 óleos, casi todos ya exhibidos anteriormente en Europa y Cuba, pero tiene una pobre acogida entre la crítica de su país.
En 1946 viajó a Chile y poco después a Buenos Aires donde murió en medio de una terrible crisis creadora y existencial.
El grabado

Se puede afirmar que el grabado de Max Jiménez, la mayoría de las veces, fue complementario de su obra escrita. Casi todos sus libros se encuentran ilustrados con xilografías y en muchos de los artículos que he reseñado he encontrado correspondencias entre el texto y el grabado. Max Jiménez utilizó el grabado como una expresión menor, cercana a su espíritu artesanal para plasmar, en tono detallista, algunos de los motivos que expresó en la pintura. La mayoría de las xilografías son proyectos desarrollados luego en óleos, y, algunas veces, hasta en esculturas.
Los principales, por su calidad y manera de expresión, son aquéllos que señalan dolor, o elementos eróticos femeninos, que sin llegar a lo grotesco, manifiestan deformidades internas por medio de contracciones físicas. La etapa más importante en la creación de grabados abarca de 1934 a 1938, según se puede observar por un estudio comparativo entre lo publicado e ilustrado con sus propios trabajos xilográficos. Yo encuentro que, en el grabado, Max fue totalmente expresionista y, algunas veces, incursionó por el surrealismo, logrando calidades insuperables en las ilustraciones de El domador de pulgas y El Jaúl. En los grabados que acompañan a varios de sus artículos aparecidos en Repertorio Americano predomina la fuerza de la expresión concentrada en los rostros, aunque las deformaciones son apenas perceptibles, apéndices de tropismos interiores o deformaciones visuales.








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