viernes, 10 de junio de 2016

Artes Visuales Costa Rica

      Artes Visuales Costa Rica
Grupo ocho (La vanguardia Tica)
Lola fernandez
Manuel de la cruz fernandes
cesar Valverde vegas
Luis Taell
Harol jose camora
Hernan Gonzales

El grupo de los 8

En los inicios de la década de los sesentas la ciudad de San José se vió sorprendida  por un hecho inusual. Una exposición de Arcadas, frente al parque Juan Mora Fernández, mostraba creaciones totalmente novedosas para el medio, de estilo abstracto y cubista. Por primera vez el arte había salido a la calle.
Este fue solo uno de los acontecimientos originados por la unión de ocho artistas costarricenses que bajo el nombre de Grupo 8 se propusieron como meta “inquietar el ambiente para estimular toda la forma de originalidad creadora”, según dice el manifiesto del grupo firmado por Luis Daell, Harold Fonseca, Rafael A. García, Hernán González, Manuel de la Cruz González, Guillermo Jiménez, César Valverde y Néstor Zeledón Guzmán.
Logramos infundir un impulso al mundo de la creatividad del país, iniciando la nueva etapa en el desarrollo cultural. Los objetivos planteados en su manifiesto marcaron una clara ruptura en el ambiente artístico nacional. 
El arte continúa su marcha sin detenerse, si la creación artística del país merece, como hace treinta años, un replanteamiento, corresponderá a los artistas de las nuevas generaciones definirlo.

Luis Daell
Nacio en la ciudad de heredia el 16 de marzo de 1927. estudio en la Academia de Bellas Artes, donde recibio un premio de pintura mural y otro de oleo.

Al final de la decada de 1940 estudio en el akron art institute el cleveland, ahí se interesó por lo relativo de las ayudas audiovisuales.

Fue miembro fundador del grupo de los ocho, que desde 1961 ayudó a consolidar la abstracción y el arte moderno en el pais. Fue junto con Felo Garcia fundador de lo que hoy es el ministerio de cultura.

En washington, fue especialista de ayudas visuales en la OEA.

Fue profesor de Bellas Artes de la Universidad de Costa Rica, y en 1970 ayudó a fundar la carrera de Artes Graficas.
Daell murió en 1998 en el mismo año que Francisco Amiguetti y Cesar Valverde.



Felo Gracía
Como pintor es un orgullo nacional, es patrimonio cultural digno de preservar para entender nuestro desarrollo en las artes     visuales de Costa Rica. Hoy día galardonado con el premio Magón de Cultura, merecido reconocimiento a su aporte profesional  y artístico que por mas de seis décadas incansablemente nos ha ofrecido con mucha pasión, identidad y reflexión a través de sus obras, las cuales se reflejan en las obras que nos ha cedido, para realizar una muestra antológica en la     galería de La Escuela Casa del Artista. 



Hernán González
Luis Ferrero                             Dice:
                            
"HERNÁN SE ENTREGÓ a la escultura cuando ya frisaba los cuarenta años de edad. Nació en San José el 31 de diciembre de 1918. Había estudiado Derecho en la Universidad de Costa Rica; estuvo metido en política y fue ministro de Cultura de 1982 a 1986, y fue dirigente bancario. La vida de Hernán González es un reto y un ejemplo de honestidad consigo mismo. Abogado, economista, banquero, agricultor, lo deja todo buscándose a sí mismo. Encontró su modo creativo en la escultura. La fibra de creador que hay en Hernán no pudo ser ahogada por nuestro medio, pobre en estímulos, adoptando una posición superficial ante la vida —señala Norma Loaiza. Cuando empezó a tallar pequeñas piedras se sintió refrenado. "Tenía todavía el complejo del abogado, temeroso de expresarme", observa. Se fue a Nueva     York a estudiar en el Arts Student League y allán trabajó dirigido por Harvey Fite quien lo posesionó de la destreza indispensable para enfrentarse a la talla directa y tratar las superficies de diferentes modos.
Regresó a Costa Rica y montó su taller en La Guácima de Alajuela donde "repuse el tiempo perdido", según cuenta él. Seis pintores y dos escultores fundaron el "Grupo Ocho" en 1960. Hernán fue uno de ellos. Expusieron en Las Arcadas y en el Parque Central de San José, Hernán se dio a conocer como animalista. Sus primeras obras tuvieron un notable realismo: terneros, lagartijas, sapos, gallinas, peces. Prontamente penetró la "escultura esencial", simple pero significativa. Al año siguiente expuso en Washington D.C., Nueva 0rleans, Miami y San José. Evolucionó notablemente su obra, gracias a su poder creador innato, a su vasta cultura, y a su sólida formación artística. Además, a su inconformismo. En una de las tantísimas conversaciones que tuvimos me dijo: Yo he tratado de añadir una nueva dimensión a mis figuras: el movimiento hacia fuera, deviniendo del material que las contiene con lo que he logrado una comunicación intensa, algunas veces con quien las observa. Ese fue Hernán González, quien fue al encuentro de su destino en 1987" 


Manuel de la Cruz González
Manuel de la Cruz González Luján nació en San José en 1909.
Sus comienzos como pintor se remontan a finales de los años 20 y la década del 30 dentro de lo que se conoció como la Generación nacionalista, un grupo de artistas que buscaban rescatar lo autóctono, en especial el paisaje campesino del Valle Central.
Más adelante, en 1948 por motivos políticos, Manuel de la Cruz salió del país y se estableció en La Habana, Cuba. En 1951 viajó a Venezuela, específicamente a Maracaibo y allí inició una intensa participación en el ambiente cultural que lo llevó a compartir con artistas llegados de París quienes estaban muy involucrados con la tendencia de la abstracción geométrica.
Así inició una evolución de la obra pictórica de González hacia el uso paulatino de aspectos geométricos, que se evidencia en la serie Goajiras y lo lleva a su máxima expresión en sus lacas.
El artista falleció en 1986, dejando un gran legado para la cultura costarricense. 


César Valverde
César Valverde nació en El Carmen, San José, el día 08 de marzo del año 1928 y murió el día 03 de diciembre del año 1998. Desde niño quiso ser pintor, pero estudió abogacía, por petición de sus padres. A la edad de seis años un maestro llamado Gonzalo Morales, le hizo un retrato y ello fue un estímulo decisivo para fortificar su vocación de pintor. Su pintura, dijo él,  era su lenguaje, sus palabras, sus formas, colores y sus diseños.
Fue licenciado en Artes Plásticas por la Universidad de Costa Rica y también Licenciado en Leyes por la Universidad de Madrid, España.
Estudió además pintura en la Academia de Belle Arti de Roma, La Carcoran School of Art, en Washington D. C., La Regiknal School of Art de Manchester, Inglaterra. Tiene también estudios de postgrado en Administración y Desarrollo Económico en Inglaterra y Francia.
Ha ocupado, entre otros cargos, los de Director de la Escuela de Artes Plásticas de la Universidad de Costa Rica, Asesor Internacional de la OEA. , en países de Centro América y Sur América, Subdirector de la Oficina de Planificación Nacional y Agregado  Cultural de Costa Rica en Roma.
Como pintor, ha ganado numerosos premios y tiene una obra pictórica mural de gran relevancia.
Por su obra plástica obtuvo más de once premios, nacionales e internacionales. Fue miembro del llamado grupo de los ocho 



Nestor Zeledón Guzmán
Hijo de tigre, Zeledón Guzmán nació el 7 de enero de 1933 en Guadalupe, en el hogar del también escultor Néstor Zeledón Varela, compañero de artes y propósitos de Paco Zúñiga y el Indio Sánchez. En el taller del padre y en el del maestro imaginero Manuel Zúñiga aprendió sus primeras artes. Antes y después que estas, sin embargo, debió de conocer un poco más del mundo y sus dolores cuando, con dieciséis años, debió de partir con su familia hacia Guanacaste, pues su padre padeció la persecución del gobierno de la naciente Segunda República. Ese periodo en la sabana guanacasteca influyó mucho en su obra posterior; no solo hubo de desempeñar diversos oficios -machetero, sabanero, carpintero-, sino que se encontró entre peones y campesinos, cuyo espíritu habría de retratar. Al mismo tiempo, seguía con la imaginería.
En 1950 ingresó a la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Costa Rica, consciente de que si quería continuar creciendo como escultor era necesaria una formación más estructurada. Ocho años después concluyó la licenciatura, y desde entonces ejerció la docencia en esa universidad y después también en la Nacional; en ambas instituciones se pensionó en 1983 como catedrático. Como integrante de los grupos Plus-1 (1955) y Ocho (1964) e individualmente, Zeledón Guzmán vivió durante los años cincuentas y sesentas su edad heroica: exhibió sus esculturas repetidas, ganó certámenes, participó en la II Bienal de Arte Hispanoamericano en México en 1960 y, muy especialmente, buscó un estilo y en esa búsqueda pasó por el arte figurativo, el expresionista, el neorrealista y el no figurativo.
“Busco despertar al espectador con un mensaje fuerte, aunque en determinados momentos resulte desagradable. Yo no hago obras que halagan el gusto de nadie”  



Harold Fonseca
Desde los 10 años, el pintor Harold Fonseca sucumbió ante el misticismo y la belleza del arte precolombino.
Hoy, 68 años después, las impresiones de aquel arte sintético, de colores naturales (cafés, verdes y negro) y con gran impacto visual nutren su obra y se mezclan con elementos de influencia europea y afrocaribeña para mostrar su universo creativo: Latinoamérica.
Fonseca, quien vive en Fort Lauderdale (Estados Unidos) desde 1957, presenta, a partir de hoy, la muestra Caminos en la Casa de Cultura Popular José Figueres Ferrer (barrio Escalante)
El artista es integrante del desaparecido Grupo 8, conjunto que revolucionó la plástica nacional al abrir una brecha para los artistas jóvenes e introducir el abstraccionismo al país.
Amante de sus raíces, este pintor costarricense transcurre sus años en un continuo ir y venir de Estados Unidos a Costa Rica. Además de las visitas a su familia y a su hermano el sacerdote Pipo de la Iglesia de Barrio Luján en Costa Rica, sus viajes incluyen el trabajo y cada vez que pisa suelo nacional trae una exposición o las ideas para una.
"Toda esta obra es mi herencia para los jóvenes, a mí me gusta exponer para que todos la vean y así poder devolver un poco de todo lo que la vida me ha ofrecido a mí", explicó el plástico, quien llegó a Costa Rica desde hace tres meses.
Este artista de 78 años recuerda con gran felicidad que en la escuela primaria la maestra lo estimulaba a que pintara y le pedía que dibujara la bandera o el mapa de Costa Rica en la pizarra para que sus compañeros lo copiaran. "Todavía me los sé de memoria de tanto dibujarlos".
Cuando era adolescente (14 ó 15 años, no recuerda bien), le regalaron una cajita de pinturas óleo que desató "su fiebre" por la pintura.
"Agarré tres reglillas y una tabla, las pegué y me hice mi primer caballete. Con él y mis pinturas agarraba el tren, me bajaba en Mata de Limón y cogía un barquillo que me llevaba al otro lado del estero. Allí me sentaba a dibujar en un restaurante; cuando el tren venía de regreso ya estaba esperándolo. También me iba a Barva y a Escazú", dijo.
Fonseca se profesionalizó en Corcoran School of Art y el Art Institute en Chicago. Antes, en Costa Rica había estudiado dibujo con el profesor Alexander Biering y cursó agronomía en la Universidad de Costa Rica.
Gracias a su excelencia como ilustrador es contratado por la Organización de Estados Americanos (OEA), donde conoció al historiador y crítico de arte José Gómez-Sicre, quien lo ayudó a realizar su primer exposición individual en 1960 y lo incorpora a la Primera Exhibición de Arte Contemporáneo como representación de Costa Rica.
Después fue diplomático de la OEA en Costa Rica y forma el Grupo 8. "Luis Daell, Felo García, Hernán González, Manuel de la Cruz González, César Valverde, Néstor Zeledón, Guillermo Jiménez y yo estábamos unidos por un mismo propósito: sacar a los artistas de los closets donde estaban metidos", explicó Fonseca.


Grupo Bocaraca
El grupo Bocaracá reúne en sus filas desde 1988 a once artistas plásticos que manifiestan en el arte costarricense la
representatividad de las principales tendencias creativas actuales.

En tanto que artistas contemporáneos, inmersos en una realidad concreta, recogen las sensaciones estéticas de su entorno y las plasman en un producto artístico.

Sin duda que cada Integrante del grupo, según su propia experiencia, investigación, ángulo de acercamiento a esa realidad, dominio técnico y constancia, plasma de manera distinta su circunstancia. El resultado final tiene diferentes versiones de belleza, dramaticidad, comicidad, ironía, sarcasmo, idealización y novedad.

El producto resultante es diferente, según la personalidad e inclinación temático y formal de cada Integrante. Así, cada uno recoge det mundo que le rodea, una serie de sensaciones y con ayuda de su sensibilidad, las transmite creativamente. Algunas veces el proceso es más racional; depura la forma, la simplifica llega a una síntesis y otras el proceso es más sensorial, tamizado por la subjetividad y la emoción. Luís Chacón se inserta con naturalidad dentro de esta última tendencia. Su obra es emergente, sensual, envolvente y poética. Es una interpretación muy personal del paisaje costarricense. Maneja el concepto de la pintura como deleite visual, del color como pigmento que construye la imagen y practica la simplificación de la forma como inspiración en el arte Etrusco y Precolombino, en lo que descubre que el realismo puede expresarse de una manera diferente. Su pintura es una mirada optimista proyectada hacia el paisaje, es futuro, es alegría de vivir. Al igual que Luís Chacón, Ana Martén, persigue el enigma simbólico de las culturas más antiguas de la humanidad.
Chacón estudia en ellas la poesía con que expresan creativamente y efectivamente su sentir Martén posee uní gran inventiva para observar, recrear y transformar los  elementos característicos de esas culturas y descubrir un  mundo mágico, primitivo, mítico y su relación con el hombre y  su entorno.
Estos signos-sfmbolos, en las técnicas mixtas de Ana Martén, se integran al igual que el hombrea la naturaleza, crea un fluir natural entre magia y naturaleza.
En los acrílicos de Pedro Arrieta, por el contrario, la presencia del hombre es tácita, es el ser humano destructor,  antropofágico. Sus obras de ayer revelan una mirada nostálgica del paisaje, invadido por el vacío, silencio e inmovilidad: la tierra agredida, masacrada y destruida por hombre.
Hoy propone un viaje fantástico por las entrañas del globo  terráqueo, una radiografía de las fuerzas telúricas desatad Pero que el autor controla muy bien sobre el lienzo, lograi un excelente equilibrio armónico del color y una exquisita calidad de las texturas como elemento expresivo. El resultado es una propuesta conceptual de gran impacto visual y estético.
El hombre, es de nuevo el objetivo en la mira de Roben Lizano. Con virtuoso dibujo crea una serle de retratos sobi cajas de cartón, que transforma con ayuda de un bisturí, c unos toques de acrílico y collage en un objeto de arte que sorprende pues busca un acercamiento de juego con el espectador. Si tuviéramos que definir a Roberto Lizano, diríamos que es irreverente, espontáneo, creativo, sincere original, valiente, en fin un verdadero artista.
El tema del retrato es escogido también por José Miguel Rojas. Se trata de catorce cuadros de pequeño formato Inspirados en fragmento de un escrito de Marta Traba ".... idea del retrato está ligada con la Idea central de la vida y muerte"
Este género que desde el renacimiento experimenta un gran
           
auge, debido a la creciente necesidad de mostrar su status y de inmortalizarse, en Rojas destaca como una perfecta unidad. Con un lenguaje contemporáneo, dentro de una sensibilidad expresionista que lo caracteriza, une esta investigación a sus reconocidas imágenes del poder. No hay ruptura, al contrario, su obra sigue siendo una clara reflexión sobre el hombre y transmite el drama humano con eficacia.
Florencia Urbina escoge significados muy claros para lograr una comunicación masiva. Por lo tanto, al igual que en la tira cómica, concentra la acción, fracciona con arbitrariedad, transmite una visión esquemática de temas actuales en los que sobresalen famosos personajes de la política.
Urbina con gran lucidez e ingenio, se arma de una sólida capacidad crítica, para dejar constancia por medio de su obra, algunas veces de forma irónica, caústica o burlesca, su posición ante el acontecer económico, político o social mundial.
Para abordar las obras de Leonel González, Mario Maffioli, Fabio Herrera y Miguel Hernández, hay que separar la realidad del realismo y aceptar una nueva forma de ver el mundo exterior.
Tenemos que admitir que figuración no quiere decir realismo. Las gentes y paisajes de la zona atlántica, son los temas preferidos por Leonel González. Sus personajes se simplifican, se alargan, en suma se estilizan, como parte de una búsqueda constante del artista. Leonel se apoya en la realidad, la purifica, y propone una nueva posibilidad de comunicación; construye sobre un bastidor de grandes proporciones, un mundo de gran riqueza cromática y de texturas en que el espectador puede adivinar la iconografía propia del autor.
Mario Maffioli, por medio de un proceso de síntesis establece un sistema de relaciones entre un lenguaje abstracto de zonas planas, machas de color de apariencia gestual, raspaduras, con elementos figurativos, motivos realistas o representaciones geométricas. El aspecto de su arte es espontáneo, sin embargo es reflexivo y producto de una constante investigación sobre las posibilidades del color.
Las palabras de Kandinsky De lo material a lo espiritual, es lo que Fabio Herrera plasma sin lugar a dudas en sus últimas creaciones. El resumen del alejamiento de las categorías cerebrales para dejar paso a la reacción inmediata de los sentidos y la emoción. Construye el espacio en tres dimensiones, perspectiva, planos de color y luz, contrastes que animan la superficie y logra una ambientación misteriosa, en suma, crea una nueva realidad.
Dentro de esta misma tendencia que podríamos definir como un arte abstracto que no elude la realidad sino que plantea una forma distinta, se inserta también la obra actual de Miguel Hernández.
Sus inicios en el arte lo definen como un artista figurativo realista. Luego mediante un proceso de estudio y maduración técnica y conceptual, propone al espectador una obra de la que se puede hacer una lectura inteligente. Algunas veces la mezcla de signos o símbolos por su intensidad sorprenden al espectador.
Hoy presenta en esta exposición una tela de gran formato, que se distingue por la austeridad y economía de color. Sobre esa estructura plana monocroma coloca haces de luz, y el resultado lo podemos definir como figuración en la proximidad.
De carbón y de sangre titula Ottón Solís esta instalación que presenta en los Museos del Banco Central. Con un lenguaje propio, una gran necesidad de comunicar y sensiblemente marcado por las vivencias de su infancia y adolescencia, Ottón Solís propone una obra litúrgica-mágica. Mezcla en la tela; el expresionismo abstracto y en la instalación la investigación del espacio y la perspectiva. Además agrega elementos naturales para obtener un objeto estético que lleva indiscutiblemente el sello de su personalidad.
Sin duda alguna, el espectador después de contemplar esta exposición, podrá constatar la existencia de múltiples propuestas creativas y participativas, al igual que una atomización de formas de expresión tanto formal como conceptualmente.
Precisamente este es el manifiesto plástico de Bocaracá: una coherencia que se mueve en la diversidad y en la diferencia. La consigna es de seriedad, investigación trabajo y honestidad; el resultado es una obra que mantiene la calidad y su propia individualidad.


Exposiciones del Grupo


2003
Arte Público. Centro Nacional de la Ciencia y la Cultura. San José, Costa Rica.
Bocarrcá, (serigrafías). Galerie du donjon de Bassoues d’Armagnac, Gers -Francia.
Bocaracá, (serigrafías). Casa de la Cultura. Cartago, Costa Rica.
Viva la pintura-Bocaracá, Museo Calderón Guardia, San José, Costa Rica
Veneno Bocaracá. Galería Nacional, Centro Costarricense de la Ciencia y la Cultura, San José, Costa Rica.


2002
Bocaracá, (serigrafías). La Ventana. San Salvador, El Salvador.    
2001
Bocaracá. Galería WILD. Lahr, Alemania.   
2000
Bocaracá. Alianza Francesa. San José, Costa Rica. 
1999
Bocaracá Bocaracá. Galería Alternativa, San José, Costa Rica      
1998
Bocaracá. Galería Nacional. Centro Costarricense de la Ciencia y la Cultura. San José, Costa Rica.      
1996
Bocaracá. Galería Roberto Lizano. San José, Costa Rica.
Pequeño formato, Grandes artistas. Galería Roberto Lizano, San José, Costa Rica
Bocaracá. Pintura contemporánea de Costa Rica. Capilla de los Remedios. Santo Domingo, República Dominicana.
Bocaracá. Casa de la Ciudad. Cartago, Costa Rica.
Bocaracá. Instituto Tecnológico de Cartago. Cartago, Costa Rica.
1995
Bocaracá. Obras recientes. Centro Cultural Español-ICI. San José, Costa Rica
Bocaracá. Galería Roberto Lizano. San José, Costa Rica.   
1992
Bocaracá. Museo de Arte Contemporáneo. Cuidad de Panamá, Panamá.
Bocaracá. Museos Banco Central de Costa Rica. San José, Costa Rica.
Bocaracá. Facultad de Bellas Artes. Universidad de Costa Rica. San José, Costa Rica.
Presencia Gráfica del Grupo Bocaracá – Costa Rica. Museo de la Estampa. México D.F., México.
Bocaracá, (serigafias). Museo Etnohistórico de Limón. Limón, Costa Rica.
Bocaracá. Galería Enrique Echandi. San José, Costa Rica. 
1991
Bocaracá. Museos Banco Central de Costa Rica. San José, Costa Rica.
Bocaracá, (serigrafías). Museo de Pérez Zeledón. San Isidro de General, Costa Rica.
Bocaracá, (serigrafías). Casa de la Cultura. Puntarenas, Costa Rica.
Bocaracá. Vestíbulo Teatro Melico Salazar. San José, Costa Rica.
1990
Bocaracá. Colegio Internacional SEK. San José, Costa Rica.           
1989
Bocaracá. Galería Nacional de Arte Contemporáneo (sede Sala Julián Marchena, Museo de Arte Costarricense). San José, Costa Rica.



ESCULTURA
JOSE SANCHO 
“José Sancho indiscutiblemente es uno de los escultores costarricenses que con mayor talento, inspiración y oficio ha sabido utilizar esa riqueza privilegiada que brinda la naturaleza costarricense.”
En 1935 nace en Puntarenas, Costa Rica.
Dedica varios años de su vida a estudio y ejercicio de la economía.

Como parte de su educación artística autodidacta, visita México, Perú, India, Italia, Grecia, Rumanía (para conocer la obra monumental de Brancusi, quien es su principal inspirador), Argentina, Alemania, Asia Central, China, Egipto, Medio Oriente, Africa, la Antártica, las Islas Galápagos y la Isla de Pascua.

A partir de 1982 se dedica por completo al trabajo escultórico.

Ha realizado numerosas exposiciones individuales, la primera de ellas en 1975. En Jerusalén expuso en 1987. Fue invitado a exponer en la “Maison L´ Amerique Latine” en Paris, en 1989, y por invitación del Museo de Arte de las Américas expuso una obra monumental en Washington en 1990. En agosto de 1991 fue invitado a realizar un trabajo de características similares en Kirguizia, Asia Central.

Desde 1992 viaja periódicamente a Carrara, Italia, a laborar directamente el mármol en el estudio Nicoli y durante 1995 expuso en West Palm Beach, Bruselas y Ontario. En el año 2001 expuso en Chicago y en Lahr, Alemania y en desde año un conjunto de obras donadas al INBIOparque se expone permanentemente en sus jardines.

PREMIOS Y DISTINCIONES
Premio Ancora 1976
Medalla de Oro Salón Anual de Escultura MCJD 1978 y 1983.
Premio Nacional de Escultura 1985.
Gran Premio de la Bienal de Escultura 1997.
El tema más importante y constante es el animal, en sus animales plasma en gestos, actitudes y movimientos de gran sutileza, la nobleza de la conducta de esos seres y su vínculo con el entorno y las fuerzas esenciales de la vida; también plantea su honestidad de propósito, la intención clara y sin engaños que el escultor dice añorar de la conducta humana.

La animalística de José Sancho se refiere a los animales; a través de ellos el autor se refiere a los hombres, sin por eso convertir sus figuras en metáforas de la conducta humana. Con igual intensidad su escultura trata de lo estético: del material, de la forma, del espacio, de lo posible en la escultura como dimensión plástico expresiva. Su concepción de la forma y de sus posibilidades y propiedades del lenguaje plástico, siendo muy racional, posee la dimensión emotiva de una forma elegante y sofisticada.
Tomado de La animalística en el arte costarricense. De Ileana Alvarado y Efraín Hernández








JORGE JIMENEZ DEREDIA
Jorge Enrique Jiménez Martínez (Heredia, Costa Rica, 4 de octubre de 1954), es un escultor y arquitecto de origen costarricense, mejor conocido como Jorge Jiménez Deredia.
Habiendo comenzado su carrera en su país natal, Deredia se trasladó a Italia en 1976, país en donde ha desarrollado gran parte de su obra recibiendo aclamación internacional y privilegios únicos, siendo tal vez los más importantes el ser el primer escultor latinoamericano en colocar una obra en la Basílica de San Pedro, ubicada en el Vaticano, y ser el primer artista contemporáneo en exponer sus obras en el Foro Romano, entre otros sitios de la capital italiana.
Jiménez Deredia descubrió la escultura a los 13 años de edad, en el taller del Liceo de Heredia; fue ahí en donde se dio cuenta de que era capaz de crear algo.
Unos años después, Deredia empezó a tallar retratos en trozos de madera y piedra, contando con el apoyo de los talleres artísticos del Conservatorio Castella, ubicados en Barreal de Heredia.
Poco tiempo después centró su atención en el desarrollo de las formas orgánicas y en el arte precolombino. Es en este momento donde se gradúa de secundaria y empieza a visitar frecuentemente la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Costa Rica.
Desde ese mismo año, y hasta la mitad de los años 80, Deredia creó obras que se caracterizaban por presentar rasgos toscos, de figuras aullantes. Estas obras más que todo reflejaban sentidos de malestar, rabia e incertidumbre. Con ellas, Deredia quería mostrar una "huella latinoamericana".

Es en esta época también que Deredia empieza a trabajar por medio de sus obras el tema de la maternidad, incrementándose especialmente después de 1978, año en que nació su hijo Esteban.2
Cuando obtuvo su Licenciatura en Escultura de la Academia de Bellas Artes de Carrara, Deredia decide estudiar arquitectura en la Universidad de Florencia, de 1980 a 1986.
Los años vivídos en Florencia le permitieron despertar nuevos estímulos que cambiaron su acercamiento en lo que respecta a su obra artística, profundizándose así en el período renacentista. Todo este movimiento artístico intelectual, aunado a la recuperación de la cultura costarricense (particularmente las esferas precolombinas propias de la cultura Boruca), permiten a Deredia fortalecer su visión globalizante del Ser con el Universo.
Las esferas precolombinas influyen en el escultor, haciendo que este centre su atención en las formas y el material utilizado en las mismas, además de la función y la simbología ligada a la figura de la esfera y el círculo en si.
Así, la esfera se transforma en un modelo, en un molde, que permite al escultor enfatizar en los dibujos de tinta china de 1985 y la primera Génesis.
Es en ese mismo año que el escultor adoptó su nombre artístico, Jorge Jiménez Deredia, como contracción de "de-Heredia", la ciudad natal del escultor. Este cambio fue producto de lo que el crítico francés Pierre Restany denominó "el momento de iluminación cósmica". El crítico afirmó en ese entonces que Deredia nació como artista en ese año porque "descubrió la alquímia de la esfera precolombina".3 Desde entonces y en adelante, resultan bastante claras y definidas las líneas de pensamiento que acompañan la producción artística del escultor.








Artes Visuales Costa Rica

ARTES VISUALES DE COSTA RICA
Costa rica nunca ah querido unirse con centro america, porque dicen que si se unen las tropas de otros países pueden ingresar a costa rica, ellos eliminaron el ejercito, la población es mucho menor a la de el salvador y su territorio es mucho mas grande, costa rica es el único lugar donde hay licenciatura en artes en cine etc.
A costa rica la dividio Critibal Colon en su cuarto viaje no tiene mucho arquitectura pero si encontramos mucho arte en el museo de oro el museo del jade y en museo de piedra y madera


Época Pre Colombina
·         Museo del oro
El Museo del Oro Precolombino «Álvaro Vargas Echeverría», llamado simplemente Museo del Oro Precolombino o Museo del Oro, es un museo histórico, arqueológico y cultural ubicado en San José, capital de Costa Rica. Se encuentra localizado en un edificio subterráneo bajo la Plaza de la Cultura, en Calle 5, Avenida Central y segunda, en pleno corazón josefino. Dicho edificio es la sede permanente de las colecciones pertenecientes al Banco Central de Costa Rica, y alberga, además, al Museo de Numismática Jaime Solera Bennett. En 2012, el sitio web de viajes Trip Advisor otorgó un certificado de excelencia al Museo del Oro Precolombino.

El Museo del Oro Precolombino posee una extraordinaria colección de objetos elaborados en oro, los cuales reflejan la cosmovisión, la estructura social y la orfebrería de los pueblos precolombinos que ocuparon el actual territorio costarricense. La exhibición muestra el uso y la función de las piezas, la tecnología, así como la relación con la naturaleza y la vida diaria de estos grupos humanos.

Los artesanos precolombinos residentes en la zona que actualmente es Costa Rica, trabajaron el oro nativo de procedencia aluvial, el cual se obtenía de las arenas de los ríos y las riberas de las costas, y se lavaba en bateas de madera. El arte del trabajo de los metales requería una habilidad particular, un aprendizaje largo y complicado, que realizaban especialistas a tiempo completo.

La colección del museo está constituida por 1600 piezas de oro precolombino que datan desde el año 500 hasta 1500 de nuestra era. Contiene también objetos precolombinos elaborados en cerámica y piedra, procedentes de distintas regiones geográficas del país: vasijas en formas diversas, objetos, estatuas y utensilios en piedra, utilizados en la vida cotidiana y ceremonial de los pueblos.







·         Museo del jade
El 30 de octubre de 1924, el Congreso Constitucional de la República de Costa Rica aprobó la Ley Nº12, la cual creó el monopolio de los seguros a favor del Estado, dándole el nombre de Banco Nacional de Seguros, y 24 años después, cambió su nombre por Instituto Nacional de Seguros (INS). En los años setenta el Instituto Nacional de Seguros, ante una situación de incansable huaquerismo y comercialización de objetos arqueológicos, tanto dentro como fuera del territorio nacional, adquirió artefactos provenientes de coleccionistas por compra y en pocos casos, por donación, apoyados en los siguientes decretos: El decreto Nº4809 de 1971 artículo 1º menciona: “Se autoriza a las Instituciones autónomas para adquirir a solicitud de la Junta Administrativa del Museo Nacional, piezas arqueológicas costarricenses para mantenerlas en custodia y exhibición en el Museo, con el fin de evitar que salgan del país...” Asimismo, el decreto Nº5176 de 1973 artículo 1º dice: “Facúltese al Gobierno Central, a las Instituciones autónomas, semiautónomas y a las municipalidades, para que de acuerdo con sus posibilidades económicas, en sus presupuestos anuales de inversiones consignen partidas para promover la literatura, las artes nacionales, monumentos nacionales, adquirir piezas arqueológicas...” La concepción del patrimonio cultural, la preocupación por consolidar la protección del patrimonio arqueológico costarricense y de contribuir al desarrollo de la arqueología nacional y la existencia de leyes con vacíos legales para su resguardo conducen a que se dicte la Ley de Patrimonio Nacional Nº 6703 en 1982, la cual en su artículo 8º manifiesta: “Se prohíbe el comercio y la exportación de objetos arqueológicos, por parte de particulares e instituciones privadas o estatales...” Para entonces, el INS había conformado su colección de objetos de la época precolombina con alrededor de 7000 piezas de diversos materiales como jade, cerámica, piedra, oro, concha, madera, resina, hueso y otros. El 31 de octubre de 1977, el INS inauguró el Museo bajo el nombre de “Colección Arqueológica del Instituto Nacional de Seguros”; posteriormente, en 1980 con el acuerdo XI de la Sesión 6556 de la Junta Directiva vigente, cambió el nombre por el de Museo del Jade. En 1980, la Junta Directiva del INS aprobó el reglamento que regula la administración y manejo del Museo del Jade, el cual plantea los siguientes objetivos:
Fomentar el estudio científico en el campo arqueológico.
Conservar parte del patrimonio arqueológico y artístico del país.
Estimular el desarrollo artístico en el campo de las artes plásticas.
Servir de órgano de proyección cultural del Instituto hacia la comunidad.
Ante la imposibilidad de reestructurar un contexto perdido por causa de los métodos de excavación no científicos, el Museo del Jade se ha dado a la tarea de impulsar proyectos de investigación, con el fin de conocer, en lo posible, el contexto de sus colecciones mediante la asociación de objetos excavados científicamente. Estas investigaciones han incursionado en campos tales como: el antropológico, el arqueológico, el geológico, el artístico y el etnomusical. El Museo del Jade, a través de sus treinta y ocho años de funcionamiento ha permitido que miles de visitantes nacionales y extranjeros visiten sus salas de exhibición, teniendo la oportunidad de admirar una de las colecciones institucionales más ricas de América. La variedad de su acervo, constituido por cuatro colecciones; arqueología, arte y etnografía; refleja uno de los objetivos del INS, de generar una contribución social, a través del registro, documentación y exhibición de exposiciones. Durante más de un cuarto de siglo, el patrimonio cultural que custodia el Museo ha servido de embajador costarricense, al formar parte de exposiciones internacionales mostradas en diferentes ciudades de América, Europa y Asia. La alta calidad de la colección de arte se ve reflejada por ejemplo, en la significativa cantidad de obras de los más renombrados artistas costarricenses, representantes de diversos períodos de la producción plástica nacional, las cuales en muchos momentos han sido cedidas en calidad de préstamo para exhibición e investigación. De igual manera el Museo del Jade a lo largo de estos años, ha facilitado sus salas de exposiciones, tanto para la divulgación del producto de artistas plásticos nacionales e internacionales como la muestra de exhibiciones relacionadas con temas muy diversos como historia, ciencias, tecnología y otros temas relacionados con el quehacer humano.







·         Museo nacional de piedra y madera costa rica
El Museo Nacional de Costa Rica se encuentra ubicado en la ciudad de San José. Fue creado el 4 de mayo de 1887 por medio del acuerdo Nº 60, durante la administración del presidente Bernardo Soto Alfaro. La actual localización del museo es el antiguo "Cuartel Bellavista". Este último pasó a manos del museo cuando el ejército se abolió como una institución permanente.
El museo ofrece actualmente varios servicios entre ellos, salas de exhibición, talleres, charlas, material informativo y visitas guiadas, entre otros.
El 4 de mayo de 1887, bajo la presidencia de Bernardo Soto Alfaro, se creó el Museo Nacional con el propósito de dotar al país de un establecimiento público para depositar, clasificar y estudiar los productos naturales y artísticos.

Desde sus primeros años, el museo se orientó hacia la investigación científica, educación, exhibición y defensa del patrimonio cultural y natural. Destacan en sus orígenes figuras como Anastasio Alfaro, Henri Pittier, Pablo Biolley, José Cástulo Zeledón, Adolfo Tonduz, María Fernández de Tinoco y José Fidel Tristán, entre otras.
En sus más de cien años de existencia, ha ocupado cuatro edificios distintos. Los tres primeros ya fueron demolidos.
·         De 1887 a 1896 se situó en el edificio de la Universidad de Santo Tomás.
·         De 1896 a 1903 estuvo en los jardines del Laberinto, en el Sur de San José.
·         De 1903 a 1949 ocupó el antiguo edificio del Liceo de Costa Rica, donde hoy está la Caja Costarricense del Seguro Social.
·         Desde 1950 hasta nuestros días, el Museo Nacional ha tenido su sede principal en las instalaciones del antiguo Cuartel Bellavista.
El terreno donde se ubica hoy el Museo Nacional estuvo dedicado, a mediados del Siglo XIX, a la siembra de café. Posteriormente acogió al naturalista alemán Alexander von Frantzius y luego, a partir de 1877, al reformador de la educación costarricense, Mauro Fernández.
Años después el Estado adquirió la propiedad y se dio inicio a la construcción del cuartel en 1917 y se aceleró a raíz del golpe de Estado propiciado por Federico Tinoco Granados ese año. En 1919, Tinoco fue derrocado, lo cual provocó la paralización de las construcciones en 1923. Los trabajos se reiniciaron y finalizaron durante la administración de don Cleto González Víquez (1928 – 1932).
El Cuartel Bellavista fue bodega de armas y se usó para impartir instrucción militar a reclutas, como manejo de armas, táctica y disciplina; también se les instruía en principios morales.
El 1º de diciembre de 1948 dejó de fungir como cuartel, cuando se decretó la abolición del ejército. Más tarde, cuando el Museo tomó posesión del lugar, en 1950, se acondicionaron los espacios para ser utilizados como salas de exhibición.




Historia Precolombina
Más de 800 objetos, como puntas de flecha, metates, vasijas, enterramientos, collares, y otros artefactos de decoración personal y ceremonial, en materiales como cerámica, piedra, oro, jade y hueso; le mostrarán la forma de vida de las culturas antiguas. En un recorrido cronológico, desde los 12 mil años a.C. hasta la llegada de los españoles, 1.500 años d.C., se relatan los cambios económicos, socio-políticos y religiosos que se dieron en las sociedades que habitaron el territorio nacional.
Oro Indígena
En esta sala se muestra la visión espiritual de los indígenas por el oro y las técnicas que utilizaron en la elaboración de las piezas. Se exhiben representaciones de animales, figuras de chamanes en miniatura y objetos de decoración personal y de distinción de rango.
Historia Patria
Presenta una síntesis del desarrollo de Costa Rica, desde la llegada de los españoles hasta la actualidad. Fotografías, dibujos y objetos históricos rememoran la época colonial, la independencia, el aporte social y económico del café, el banano y el ferrocarril, entre otros temas.
Casa Colonial
Recrea los espacios de un dormitorio y un comedor de una casa colonial. La estructura es original de una casa de la provincia de Guanacaste.
De Cuartel a Museo
En este espacio se encuentran las antiguas celdas del Cuartel, con los grafittis escritos por los mismos prisioneros durante los años 40. Se ubican también los baños y los servicios sanitarios utilizados por las tropas.
Casa de los Comandantes
Una exhibición en sí mismas, estas dos casas rescatan la belleza patrimonial arquitectónica de la ciudad de San José. Fueron construidas entre finales del siglo XIX y principios del XX. En el transcurso de estos años fueron ocupadas para diversos fines y su arquitectura original fue intervenida en múltiples ocasiones. Durante la época del Cuartel Bellavista fueron habitadas por el primer y segundo comandante. Se puede recorrer los diferentes ambientes internos que dan lugar a exposiciones temporales.
Salas de Exhibición Temporal
El Museo Nacional cuenta con tres salas para exhibiciones temporales, que dan lugar a proyectos de temas diversos como pintura, escultura, historia y biodiversidad, entre otros





Época colonial
·         Teatro nacional
El Centro de Gestión Documental e Investigación (CDGI) es uno de las procesos más relevantes del Teatro Nacional.

Desde los inicios del Teatro Nacional, a finales del siglo XIX, la normativa interna exigió contar con un archivo, tarea que se asignó al Administrador, la figura jerárquica más importante de la época y luego fue asignada a la Junta Directiva; sin embargo, no es hasta entrado el siglo XX cuando se organizan los archivos con mayor rigurosidad, a lo coadyuva la normativa decretada en las décadas de 1960 y 1970.  Empero, es hasta el año 2008 cuando empieza a gestar un sistema de archivo sujeto al cumplimiento de la Ley del Sistema Nacional de Archivos (N. 7202), el cual ha venido creciendo para consolidarse en los últimos años, adicionando un área de investigación histórica, en ésta última se diseñan y ejecutan investigaciones sobre el Teatro Nacional y tópicos afines, con el fin de atender requerimientos de unidades internas, prensa, academia, artistas y otros, tanto a nivel nacional como internacional.

Es así como contamos con documentación administrativa fruto del que hacer institucional. Tenemos un Archivo Histórico que alberga dos colecciones especiales: álbumes que contienen documentos sobre los eventos realizados en el Teatro Nacional desde sus inicios y que contabilizan tres siglos; así como material audiovisual, placas de vidrio (negativos de fotografía de finales del siglo XIX e inicios del XX) y otros, que ofrecen posibilidades casi infinitas de fuentes sobre diversos temas de interés relacionados con este Monumento, su quehacer, simbolismo y producción cultural.  









Época Republicana
·         Fadrique Gutierrez

Fadrique Gutiérrez Flores (Heredia, Costa Rica, 7 de septiembre de 1847-Esparza, Costa Rica, 5 de febrero de 1897) fue un escultor, pintor, arquitecto y militar costarricense. Personaje de tintes casi legendarios, se le considera el pionero de la escultura contemporánea costarricense. Su obra arquitectónica más conocida es El Fortín, icónico edificio de estilo colonial ubicado en la ciudad de Heredia.
Nació en la ciudad de Heredia, en una familia descendiente de italianos florentinos. Sus padres fueron Blas Gutiérrez y Mercedes Flores, personas de alta sociedad. Recibió una educación primeramente escolástica y luego liberal. En 1856, con 15 años de edad, obtuvo un diplomado en filosofía de la Universidad de Santo Tomás. Muestra, además, aptitudes para la física y la química. Dos años después, es ex-patriado por razones políticas, viajando a El Salvador y Guatemala, donde aprende las técnicas de la imaginería religiosa y estudia arquitectura y agrimensura.

En 1860 vuelve a Costa Rica, donde se dedica a esculpir imágenes religiosas, muchas de ellas en piedra, lo que lo convierte en el pionero de la escultura moderna de Costa Rica. También realiza varias obras civiles por encargo, iniciando un proceso de secularización de la escultura. En 1862, aprende pintura del maestro francés Aquiles Bigot, mientras que el escultor italiano Francesco Fortino le enseña la escultura al estilo renacentista. En 1863, esculpe Eva o Venus, el primer desnudo de la historia de la escultura costarricense. Se dedica a la profesión de imaginero y a pintar retratos hasta 1870, cuando el golpe de Estado perpetrado por su primo Tomás Guardia Gutiérrez contra el gobierno de Jesús Jiménez Zamora lo coloca de nuevo en la palestra política, distinguiéndose Gutiérrez en la toma del Cuartel de Artillería de San José.

Durante el gobierno de Guardia, se le asigna la Comandancia y Gobernación de Heredia y se le asciende al grado de general, pero en noviembre, se le nombra teniente gobernador de la isla del Coco (ubicada a 500 km del territorio nacional), con la intención de defender la soberanía costarricense sobre la isla contra las pretensiones de los Estados Unidos. Decepcionado, abandona la política y se dedica a la agricultura, lo que hace que el gobierno lo acuse de desertor y se vea forzado a huir por todo el país.

En 1872, ya librado de la persecución política, vuelve a dedicarse a la escultura, esculpiendo el busto de Próspero Fernández Oreamuno. En 1876, diseña y construye el Fortín de Heredia, y su casa, a la que llama "La Fortina", en la que establece una destilería clandestina. Para 1876, se dedica al dibujo de planos arquitectónicos, destacándose el del Instituto de Alajuela y los de varias casas de Heredia. Ese mismo año, es exiliado nuevamente por razones políticas.

Regresa a Costa Rica nueve años después, en 1885, año en el que se le despoja de su grado de coronel y es exiliado por tercera vez. Por siete años, hasta 1892, se dedica a trabajar en varias comandancias por toda Centroamérica, valiéndose de su experiencia como militar. En 1892 regresa a Costa Rica y enseña el arte de la imaginería a Miguel Ramos. Dos años después, instado por su amigos, participa como candidato a la presidencia por el Partido Agrícola. Tras ser derrotado en las elecciones primarias, se une a los partidos Unión Católica y Liberal para apoyar la candidatura del doctor Juan J. Flores. Un fraude, no obstante, coloca a Rafael Yglesias Castro como presidente de la república, mientras que los tres representantes del partido Liberal son encarcelados en El Fortín.

Nuevamente, Gutiérrez es expatriado y reside en El Salvador. En 1896 vuelve al país y se le niega la residencia en Alajuela y Heredia, siendo confinado por el presidente Yglesias a Esparza, en la provincia de Puntarenas, donde fallece en 1897 a la edad de 50 años.
La obra de Fadrique Gutiérrez ha sido dada a conocer gracias a una biografía suya escrita por Luis Dobles Segreda, bajo el nombre "Fadrique Gutiérrez: hidalgo extravagante de muchas andanzas". En la actualidad, se le considera un precursor de la escultura contemporánea nacional, pues fue el primero en utilizar la piedra como materia prima, esculpió el primer desnudo del arte escultórico costarricense y, aunque iniciado en el arte religioso, esculpió las primeras esculturas de temática laica. En su trabajo combinó técnicas tradicionales de la imaginería colonial con temas profanos y la piedra como material de trabajo, demostrando su proceso de evolución estilística y laicalización.

Su predilección por la escultura de desnudos y figuras de expresiones fuertes no fueron bien vistas por la sociedad de su tiempo, en el que predominó la escultura religiosa. Sus bustos de personajes y figuras decorativas también fueron vistos como rarezas. La mayoría de su obra se ha perdido o ha sido destruida, en parte porque en vida se le conoció más su faceta política y de imaginero que como artista y arquitecto. Sin embargo, su mayor obra de ingeniería, el Fortín de Heredia, persiste hasta nuestros días y hoy se le tiene por edificio icónico de dicha ciudad.

Entre sus obras conocidas que han llegado hasta la actualidad, figuran una talla de San Pedro ubicada en la fachada de la iglesia parroquial de Heredia; un San Juan de la Cruz y San Simón Stok, que le fueron encargados para la Iglesia del Carmen en Heredia y confeccionadas en los años 1861–1862; una Venus (el primer desnudo de la historia escultórica nacional), un busto de Próspero Fernández Oreamuno, y un Esculapio, conservadas en el Museo Nacional de Costa Rica; un Neptuno (talla directa en piedra, 1863), parte de una fuente, que pertenece a la Municipalidad de Heredia. Ejecutó en madera policromada, a la manera guatemalteca, más imágenes: "San Roque" (Iglesia de San Roque de Heredia), "San Isidro Labrador" (Iglesia de San Isidro de Heredia).

En lo arquitectónico, además del Fortín, fue el autor de la cúpula de la Catedral de Alajuela. La mayoría de su obra pictórica se ha perdido.

El Fortín, la obra más reconocida y perdurable de Fadrique Gutiérrez

Época Moderna

·         Enrique Echaudi
Enrique Echandi Montero (San José 17 de febrero de 1866 –, ibídem, 19 de febrero de 1959) fue un pintor costarricense, famoso ante todo por sus retratos oficiales de presidentes de su país y por la representación no canónica del heróe nacional Juan Santamaría en su cuadro La quema del Mesón.
Hijo de Laureano Echandi Morales (1837-1898) y Ana Nicolasa Montero Aguilar (1845-1904), Enrique creció con sus otros tres hermanos (José Dolores, Rosa y Alberto; él era el segundo) en una familia próspera. De niño, le gustaba el campo y solía dibujar las escenas que observaba en las fincas que tenía la familia. «Así entró en contacto con el paisaje rural, los animales y los personajes que habitaban zonas del campo como Orosi, Juan Viñas y El Monte de Heredia».1

Después de terminar la primaria, Echandi ingresó en el Instituto Nacional de Costa Rica (años 1870), donde fue alumno de Enrique Twight (1825-1884), que daba clases de acuarela y de quien hizo un retrato al carboncillo, y Enrique Etheridge (1862-1893), que enseñaba dibujo y pinutra al óleo y pastel.1

Enrique Echandi viajó en 1886 a Alemania, donde estudió primero en la Academia de Pintura y Dibujo de Leipzig y después en la Escuela de Bellas Artes del Instituto Real de Estudios de Múnich (1888-1891). En ese país se casó con Katarina Maukisch, una pianista germana, el 30 de noviembre de 1890 y al año siguiente regresó a Costa Rica. La pareja tuvo cuatro hijo (Raúl Armando, 1892, fallecido a los tres meses; Guido, 1892-1919; Flora, 1894-1970; y Moraima, 1900-1973).
El cuadro de Echandi que más ha dado que hablar es probablemente La quema del Mesón, en la que el héroe costarricense Juan Santamaría es representado «como un mulato de ensortijado cabello (lo que apunta a la ascendencia negra de Juan), descalzo, y dando fuego al alero del Mesón con una larga caña como tea (símbolo de la libertad) en una de sus crispadas manos; ya manando sangre, evidentemente impactado por muchas balas».2 El óleo, expuesto por vez primera en la exposición nacional de arte realizada en el Edificio Metálico de San José entre el 17 y el 31 de enero de 1897 fue recibido de uñas por la crítica de la época. Así, Juan Vicente Quirós, escribió en el matutino La República, del que era director y dueño, que el cuadro era «no solo reprochable desde el punto de vista artístico, sino también desde el punto de vista patriótico» y, como muchos otros del salón, debería «ser condenado sin misericordia a las llamas», además, lo calificó de «caricatura».2

El problema, como escribe Guillermo Brenes, es que esa obra «no es un retrato triunfalista y condescendiente; más bien el cuadro se puede ver como una suerte de “calvario laico”, una imagen atroz y sombría del sufrimiento y de la muerte. Un detalle importante es la indumentaria del personaje central, quien viste la ropa rústica y gastada del campesinado. Los gestos del cuerpo de Santamaría (cabeza y brazos, sobre todo), la posición (de rodillas) y del rostro (pálido, desencajado y con los ojos bien abiertos) plasman a un héroe caído, cuyo último suspiro se convierte quizá por azar en un llamado a los que prefieren la muerte al dolor de ver sucumbir a su patria».2

Posiblemente a causa de las airadas críticas provocadas por su representación del icono nacional, a Echandi no se le dio participación en la naciente Escuela Nacional de Bellas Artes ni en la decoración del Teatro Nacional, hitos de la vida artística costarricense ocurridos ambos en 1897. La quema del Mesón —que se encuentra actualmente en el Museo Histórico Cultural Juan Santamaría de Alajuela— fue presentado aquel mismo año por el pintor junto con otros seis cuadros a la Primera Exposición Centroamericana celebrada en Guatemala, pero resultó descalificado del concurso; sin embargo, Echandi ganó medalla de bronce por uno de sus retratos.

A ese galardón le siguieron muchos otros, tanto nacionales como internacionales, entre los que se pueden citar el premio Cruz de los Apóstoles en la Exposición Panamericana (1901) en Buffalo (Nueva York), por un retrato de Felipe Eduardo Lehnard (expuesto hoy en el Museo de Arte Costarricense), o la medalla de plata en la Exposición Nacional de 1917.

Pintó retratos tanto particulares como oficiales, entre los que cabe citar los de los presidentes de Costa Rica José Joaquín Rodríguez Zeledón, Ascensión Esquivel Ibarra, Cleto González Víquez y Alfredo González Flores.

Echandi se esforzaba por darse a conocer no solo tomando parte en certámenes, sino también exhibiendo sus obras en las vitrinas de las principales librerías y farmacias de San José. Solo tuvo dos importantes exposiciones en vida: una compartida con Tomás Povedano en 1950, organizada por el Museo Nacional de Costa Rica, y la retrospectiva de sus óleos y dibujos en la Casa del Artista, en marzo de 1956.

Echandi, que además de la pintura y el dibujo cultivó la música, se dedicó también a la enseñanza, siendo profesor en los liceos de Costa Rica y de Heredia, en los colegios Superior de Señoritas y en el de San Agustín, así como en la Escuela Normal.

"Aunque nunca trabaja en la Escuela Nacional de Bellas Artes, a partir de 1891 da clases particulares a jóvenes que desean conocer sobre arte o didicarse a la pintura". Además, en su casa organiza reuniones culturales (noches culturales), "donde los asistentes exponen sobre sus más recientes conocimientos e intercambian opiniones; la esposa de Echandi ejecuta piezas musicales clásicas para deleitar a los convidados. Esta labor es trascendental porque en un medio tan limitado en lo cultural como lo es Costa Rica en esa época, esas reuniones deben haber sido el alimento espiritual que tanto necesitaban los intelectuales; es también antecedente del Círculo de Amigos del Arte", subrayan en su libro sobre Teodorico Quirós Floria Barriobueno y María Enriqueta Guardia




·           Max Jimenez
Max Jiménez (San José, Costa Rica, 16 de abril de 1900 - Buenos Aires Argentina, 3 de mayo de 1947) fue un escritor, novelista, poeta, periodista, escultor y pintor costarricense.
Hijo de Roberto Jiménez y Ana Huete, comenzó su carrera artística en el campo de la pintura y escultura en 1921. En París, hizo varias exposiciones de dibujos a pluma y esculturas en 1924 obteniendo buenas críticas.
La pintura de Max Jiménez está bastante relacionada con sus trabajos de escultura, principalmente por la creación de volúmenes muy semejantes y por el uso de la deformación, consciente, en la mayoría de las figuras. Sus temas y figuras son principalmente tropicales y su estilo difícil de clasificar se puede considerar vanguardista.
En 1925 por dificultades económicas tuvo que regresar a Costa Rica, siguió dedicándose a la pintura, y también comenzó a escribir artículos periodísticos destacando Arte y proletariado en 1926. Ese mismo año contrae matrimonio con Clemencia Soto Uribe y se instalaron en San Isidro de Coronado. Al año siguiente aparecieron varios artículos suyos en Diario de Costa Rica y en Repertorio Americano. En 1928 publicó su primera novela Unos Fantoches, donde desarrollaba una trama con un triángulo amoroso que provocó un gran escándalo hasta el punto de ser retirado de las librerías. Viajó a Europa buscando editor para su primer libro de poemas Gleba, que finalmente publicó en París.
En 1929 viajó a España y conoció a varios escritores e intelectuales, entre ellos Ramón del Valle-Inclán y Concha Espina, que lo presentó en su salón literario de los viernes y desde entonces la presencia de España en su poesía resultará inevitable. En 1930 publicó en Madrid su segundo libro de poesía Sonaja.
Empezaron a interesarle las técnicas de grabado en madera y viaja a Estados Unidos a estudiarlas en la Liga de Estudiantes de Arte de Nueva York. En 1938 comenzó a perfeccionar su técnica del óleo y empezó a innovar con materiales fabricados por él mismo. En 1939 viajó a París donde expuso diez óleos con gran éxito de crítica.
En 1943 viajó a La Habana donde se relacionó con diversos artistas y siguió pintando sus temas tropicales y temas de negros cubanos. Expuso en esta capital 14 óleos.En 1945 regresó a Costa Rica donde hizo una exposición de 21 óleos, casi todos ya exhibidos anteriormente en Europa y Cuba, pero tiene una pobre acogida entre la crítica de su país.
En 1946 viajó a Chile y poco después a Buenos Aires donde murió en medio de una terrible crisis creadora y existencial.
El grabado

Se puede afirmar que el grabado de Max Jiménez, la mayoría de las veces, fue complementario de su obra escrita. Casi todos sus libros se encuentran ilustrados con xilografías y en muchos de los artículos que he reseñado he encontrado correspondencias entre el texto y el grabado. Max Jiménez utilizó el grabado como una expresión menor, cercana a su espíritu artesanal para plasmar, en tono detallista, algunos de los motivos que expresó en la pintura. La mayoría de las xilografías son proyectos desarrollados luego en óleos, y, algunas veces, hasta en esculturas.
Los principales, por su calidad y manera de expresión, son aquéllos que señalan dolor, o elementos eróticos femeninos, que sin llegar a lo grotesco, manifiestan deformidades internas por medio de contracciones físicas. La etapa más importante en la creación de grabados abarca de 1934 a 1938, según se puede observar por un estudio comparativo entre lo publicado e ilustrado con sus propios trabajos xilográficos. Yo encuentro que, en el grabado, Max fue totalmente expresionista y, algunas veces, incursionó por el surrealismo, logrando calidades insuperables en las ilustraciones de El domador de pulgas y El Jaúl. En los grabados que acompañan a varios de sus artículos aparecidos en Repertorio Americano predomina la fuerza de la expresión concentrada en los rostros, aunque las deformaciones son apenas perceptibles, apéndices de tropismos interiores o deformaciones visuales.