viernes, 20 de mayo de 2016

Artistas Emergentes

RODOLFO MOLINA


Hablar de Rodolfo en el tiempo... es visualizar a un hombre comprometido, visionario, lleno de entusiasmo e ideales, con un gran fervor y fiel creyente de su país, en el campo artístico y cultural. Ahora recordar a Rodolfo, es añorar a un gran artista, un gran arquitecto, un impresionante gestor cultural, un extraordinario curador de arte y también un altruista que fomentó y llevó a cabo proyectos de gran envergadura nacional, tanto a nivel gubernamental, como privado, no solo en El Salvador, sino en el extranjero; conquistando a sectores y artistas de toda índole de pensamiento, a grandes empresarios, pero bajo su convicción de: el Amor y Respeto por el Arte y La Cultura de nuestro País!


Fernando Llort y Rodolfo Molina Presentando 
"ABRIENDO CAMINOS"

JULIA DIAZ Y FERNANDO LLORT


Julia Diaz



Julia Díaz (Cojutepeque, 23 de mayo de 1917 - San Salvador, 22 de octubre de 1999) fue una pintora y fundadora de la primera galería de arte en El Salvador.1

Fue alumna de Valero Lecha, pintor español radicado en El Salvador, y obtuvo una beca para realizar estudios en Europa, adonde recorrió Francia, Alemania, Holanda y Bélgica.1 Retornó a su país en el año 1953 y para 1954, desatendiendo el entorno desfavorable para la creación artística, fundó su propio estudio pictórico que se convertiría en centro de artistas e intelectuales, mientras ella pasaría a convertirse en una conocida promotora del arte.2

Dicho estudio se transformó en la primera galería de arte salvadoreña en el año 1958 con el nombre de Galería Forma, ubicada en la calle Rubén Darío de San Salvador. Sin embargo, debido a un sismo del año 1965 el inmueble quedó destruido por lo que debió trasladarse a la colonia Providencia.

En 1982, Díaz, junto a varios admiradores de su obra, dieron nacimiento a la «Fundación Julia Díaz», ente dedicado a la promoción de las artes. Para el 1 de marzo de 1983 se inauguró el Museo Forma, el primero de su clase en El Salvador,3 que contenía su colección privada de pinturas de autores nacionales, la más importante del país.4 Nuevamente el proyecto de la pintora quedaría truncado por otro sismo, esta vez con el terremoto de 1986, por lo que la colección pasó a manos del Patronato Pro Patrimonio Cultural en las cercanías del Monumento al Divino Salvador del Mundo.

Julia Díaz pasó los últimos años de su vida aquejada por enfermedades, casi ciega, confinada a una silla de ruedas, y envuelta en pleitos patrimoniales. Falleció el año 1999. Sin embargo, el 2008 la fundación reabrió las puertas el Museo Forma en el mismo local del Patronato.5 6

En vida la artista recibió una mención honorífica en la VI Bienal del Museo de Arte Moderno de São Paulo (1961), y sus lienzos, de acuerdo a Bernardo Cevallos: «tratan sobre la maternidad, niños de escasos recursos algunos con rostros macabros, sobre todo los que pintó durante la década de los ochenta»
















FERNANDO LLORT 


Fernando Llort Choussy (San Salvador, 7 de abril de 1949) es un artista visual salvadoreño. En su juventud realizó estudios de Teología y Arquitectura, y en los años 1970 residió en la localidad de La Palma, donde fundó un centro de artesanías que dio origen al denominado «estilo palmeño». También ha realizado obras artísticas en el campo de la música, el dibujo,a pintura, la cerámica, y la escultura. 


Los padres de Fernando Llort son Baltasar Llort y Victoria Choussy. Creció en la ciudad de San Salvador junto a sus cinco hermanos, y realizó sus estudios de bachillerato en el Liceo Salvadoreño. Desde pequeño se interesó en las actividades manuales, y ya en 1964 recibía clases de cerámica con el maestro César Sermeño. Posteriormente ingresó a la Universidad de El Salvador donde estudió Arquitectura.2 Sin embargo, Fernando tenía interés en convertirse en sacerdote, por lo que inició estudios religiosos en Medellín, Colombia, en 1966, y posteriormente en Francia. Precisamente, fue durante su estadía en dicho país cuando decidió hacer del arte su profesión, y realizó su primera exposición con evocaciones de la cultura maya. Después continuó sus estudios de Teología en Lovaina, Bélgica, y también viajó a Baton Rouge, Luisiana, Estados Unidos, para reasumir la Arquitectura, pero retornó a El Salvador para dedicarse a la pintura y formar un centro de arte.

A principios de los años 1970, en El Salvador se desarrollaban importantes transformaciones políticas bajo los regímenes militares en turno. En 1971, Llort expuso en la galería Forma de Julia Díaz y también integró un grupo musical llamado Banda del Sol con influencias del movimiento hippie. Una de las canciones de la banda era El planeta de los cerdos, de contenido antimilitarista, y por la que fue encarcelado por tres días.4

Con el idealismo a flor de piel y muchas ganas de pintar, en 1972 decidió residir en la localidad rural de La Palma, Chalatenango, un lugar que había visitado en su infancia y que le traía buenos recuerdos, pues su familia tenía allí una propiedad. Se dice que cierto día caminaba en el pueblo, cuando vio a un niño que frotaba una semilla de copinol. La superficie que se mostraba en el objeto era blanca y dura, por lo que le surgió la idea de crear un producto artesanal. Pronto inició una cooperativa-escuela en la que se trabajaba artesanías en madera, y también surgió el taller que tomaría por nombre «La semilla de Dios». Con los primeros artesanos comenzó el trabajo con los materiales rústicos de la zona: la misma semilla de copinol y la madera de pino, cuyos dibujos eran pintados con témpera y posteriormente barnizados.1 Debido a la demanda de las artesanías, que además dio origen al «estilo palmeño»,5 el número de trabajadores aumentó y la cooperativa acabaría formalizándose en el año 1977.

En La Palma el artista contrajo matrimonio con Estela Chacón, con quien procrearía a tres hijos: Juan Pablo, María José y Fernando. Para 1979 la familia debió trasladarse México debido a las amenazas recibidas presuntamente por delincuentes comunes. A los seis meses retornó a El Salvador y en el año 1985 abrió en la capital el centro cultural «El árbol de Dios», donde continuaron llegando los artesanos de La Palma a formarse. Además el centro comprendería una sala de exposiciones, tienda de artesanías, y también daría paso a charlas y conciertos.
En esa década la obra de Llort ya se había convertido en un símbolo de identidad de El Salvador, y especialmente de La Palma.6 A ello contribuyó el encargo de erigir el templete y la elaboración de los objetos rituales —entre ellos una estola— para la misa que ofició Juan Pablo II en 1983 en la ciudad de San Salvador.6 Otras creaciones comprendían un mural en el Hotel Presidente (posteriormente destruido), y la decoración de la capilla «Monseñor Romero» en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas en 1985.1




VANGUARDIAS SALVADOREÑAS


VANGUARDIAS SALVADOREÑAS
ANTONIO SALAZAR

Antonio Salazar (Santa Tecla, El Salvador, 1 de junio de 1897 - Santa Tecla, El Salvador, 31 de diciembre de 1986) fue un caricaturista, ilustrador y diplomático salvadoreño cuya obra alcanzó un alto reconocimiento en la primera mitad del siglo XX. Enrique Gómez Carrillo lo llamó alguna vez «el príncipe de los caricaturistas». Fue primo hermano de Salarrué. 

Antonio “Toño” Salazar nació el 1 de junio de 1897, en Santa Tecla, El Salvador. A los cuatro años, quedó huérfano de padre y madre, vivió con algunas penurias, bajo la protección del obispo de San Salvador, monseñor Adolfo Pérez y Aguilar, quien era primo de su madre.




Sus creaciones fueron admiradas dentro de la intelectualidad salvadoreña en sus años de juventud. Para el caso, logró mostrar su obra en el Teatro Colón de Santa Ana en 1919. Amigos con influencia en las esferas gubernamentales de la época lograron conseguirle una beca para realizar estudios en México, lo cual lograron, y el joven artista se embarcó hacia allá en 1920.

Ya en ese país estudió en la Escuela Nacional de Bellas Artes. Aprendió los elementos básicos del arte precortesiano, el cual, junto con el cubismo parisino, influirían en su obra. Participó de la bohemia de la ciudad y publicó caricaturas en El Universal, La Falange, Zig-Zag y El Heraldo. Sin embargo, su destino lo llevaría a la ciudad que en ese tiempo tenía una intensa actividad artística: París.
SALARRUE 


Luis Salvador Efraín Salazar Arrué,1 más conocido por su seudónimo Salarrué (Sonzacate, 22 de octubre de 1899 - Los Planes de Renderos, San Salvador, 27 de noviembre de 1975) fue un artista salvadoreño. Trabajó en el campo de la literatura y las artes plásticas, pero ha sido su obra narrativa la más conocida de sus creaciones, entre las que destacan Cuentos de barro y Cuentos de cipotes. 


Sus dotes artísticas se revelaron desde muy joven. Estudió pintura en los Estados Unidos, donde conoció el libro costumbrista El libro del trópico de Arturo Ambrogi, que le animó a retornar a su país para dedicarse por entero al arte. A partir de los años 1930, y aunque prefería mantenerse alejado de la política, trabajó cercano a los regímenes militares en turno para promover las políticas culturales de la época. Desde el año 1946 fungió como agregado cultural de El Salvador en los Estados Unidos.

Retornó a El Salvador en 1958, y poco después terminó su producción literaria, aunque los libros publicados en años anteriores continuaron reimprimiéndose. En sus años postreros ganó reconocimientos por su obra, pese a que subsistía modestamente en su casa ubicada en Los Planes de Renderos. Falleció de cáncer, sumido en la pobreza. Salarrué fue creyente de la Teosofía, una doctrina que influenció su producción artística. Ha sido considerado uno de los precursores de la nueva narrativa latinoamericana,2 y el narrador más importante en la historia de El Salvador.








MAURICIO AGUILAR 



Mauricio Aguilar (1919-1978), salvadoreño. Con algunas etapas anteriores, alcanza una concepción de la pintura en la que pinta cosas sencillas otorgándoles una dimensión poética, algo mística, y recurriendo, en ocasiones, al monocromatismo.



Zélie Larde



Zélie Lardé Arthés (11 de agosto de 1901 - 27 de octubre de 1974) fue una pintora salvadoreña. Se considera la primera pintora de tendencia primitivista de El Salvador.1 Contrajo matrimonio con el artista Salvador Salazar Arrué en 1923, con quien procreó tres hijas: Olga Teresa, María Teresa (también conocida como «Maya» Salarrué) y Aída Estela. Fue también hermana del científico Jorge Lardé y Arthés y la poetisa Alice Lardé de Venturino.2

De formación autodidacta, fue precursora de los pintores que se apropiaron del arte popular en la década de los años 1970 en El Salvador. Para la crítica de arte Astrid Bahamón:
Su trazo expresionista de línea gruesa y colores puros representa escenas coloridas de la vida cotidiana, de la infancia de los sectores campesinos y marginales de la sociedad mestiza salvadoreña. Evoca mucho la infancia y el papel de la madre con un candor y una ternura tan explícitos y consecuentes con la forma que los envuelve que pareciera tener la intención de ilustrar el encantado mundo de barro y cipotes (niños) de los cuentos de Salarrué.  
La creaciones más reconocidas de Lardé son las ilustraciones de la primera edición del libro «Cuentos de cipotes» de Salazar Arrué en 1961.










Carlos Cañas y Camilo minero

CARLOS CAÑAS 

Carlos Cañas también conocido como Gonzalo Rodríguez Cañas, Carlos Gonzalo Cañas o Carlos Augusto Cañas (San Salvador, 3 de septiembre de 1924 - ibídem, 14 de abril de 2013)3 fue uno de los mayores exponentes en la historia de la pintura de El Salvador. Se considera el precursor del arte abstracto en su país, aunque su prolífica obra se expresó en diferentes corrientes artísticas a través de los años. El año 2012 fue reconocido con el Premio Nacional de Cultura.

Estudió en la Escuela Nacional de Artes Gráficas de El Salvador y en 1944 egresó como prosefor de Dibujo, Pintura e Historia del Arte. En 1950 viajó a Madrid becado por el Instituto de Cultura Hispanoamericana, gracias a las gestiones de Raúl Contreras. En ese país se formó en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.7 Regresó a El Salvador y fue catedrático en la Universidad de El Salvador, donde se desempeñó como profesor de la Escuela de Arquitectura. En 1974 fungió como jefe del departamento de artes de promoción cultural en la misma institución.

También ejerció el cargo de director del Centro Nacional de Artes (CENAR) entre los años 1996 y 2001.

Nació en el seno de una familia humilde con disposición artística, ya que los tíos paternos eran pintores de carteles publicitarios. Desde niño Carlos Cañas mostró una sensibilidad especial hacia la naturaleza y el arte. Fue Mauricio Aguilar quien ejerció una influencia decisiva en su juventud, ya que le instruyó en la plástica europea de ese tiempo. Para 1945, Cañas lideraba el grupo de jóvenes artistas denominado «Los independientes», de raíces «proletarias» quienes querían que tanto el arte como la pintura fueran tomadas en cuenta en todos sus aspectos culturales, sociales y económicos. Ellos se oponían a «Los académicos», alumnos en su mayoría de Valero Lecha que tenían «una forma anacrónica de practicar la pintura». Sin embargo, fue durante su estancia en España, adonde aprendió a darle valor «a las personas, el valor a lo humano», según el mismo refería. También fue allí adonde conoció a su esposa Carmen Gutiérrez, oriunda de Arnuero.

Durante su carrera pictórica, Cañas retomó una variedad de estilos e influencias, las cuales fueron retratadas en obras con matices precolombinos, y principalmente en el arte abstracto de los años 1960 tras su retorno de España; que para el antropólogo Ramón Rivas: «Era en el tiempo en que salir con ese tipo de arte en un país como el nuestro era lo mismo que un disparate». Por su parte, Roberto Galicia opina que Cañas causó «una verdadera revolución en el campo de las artes salvadoreñas» con esa propuesta

Su lienzo más conocido es Sumpul (1984), un homenaje a las víctimas de la masacre del río Sumpul de 1980, la cual «tiene tonos fríos, oscuros, grises, lo que pone al espectador en una atmósfera de sueño o pesadilla», según el experto Rodolfo Molina. Se dice que dicha pintura llegó a ser descolgada por un «indignado» diplomático salvadoreño en la Exposición Universal de Sevilla del año 1992.1

Ya en la longevidad, el artista se encontraba en búsqueda de la «gran síntesis», una mezcla de arte primario, americano, con cierta cercanía con el arte europeo; en suma, la etapa final de todo hombre, artista, poeta, en la que buscaba simplificar los sistemas con los que había empezado a trabajar.

Otras manifestaciones del arte de Cañas se encuentran en acuarelas, grabados, ilustraciones en libros de cuentos, poemas, y libros sobre historia del arte. Una de sus creaciones literarias fue Cañas por Carlos Cañas del año 1976. También durante los años 1950´s y 1960´s realizó decoraciones, y diseñó el vestuario para el Teatro Universitario y compañías teatrales de El Salvador.





























CAMILO MINERO 


Camilo Minero fue un pintor, muralista y grabador salvadoreño, nacido el 11 de noviembre de 1917 en Zacatecoluca, El Salvador.
 Comenzó a pintar a los 14 años. Cursó estudios de pintura en la Escuela Nacional de Artes Gráficas de El Salvador bajo la dirección del maestro Carlos Alberto Imery. Fue becado por el Estado salvadoreño, y estudió en México con los grandes muralistas Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros. Desde muy joven se afilió al Partido Comunista Salvadoreño, lo que le valió vivir en el exilio durante largo tiempo. Sus obra se encuentra dispersa en toda Latinoamérica, particularmente en México, Cuba, Nicaragua, y otros países pintor salvadoreño.